Los
seres humanos contamos con un variado abanico de posibilidades para intentar
comunicar nuestros afectos. Y digo intentar
porque una cosa es expresar los sentimientos y otra muy distinta,
hacerlo de tal manera que los puedan entender, aquellos a quienes van
dirigidos. Begoña Abad en este fragmento de su poema “La medida de mi madre” (Edit.l Olifante) lo expresa con gran
belleza y ternura:
mi madre es
pequeña
y tiene que
ponerse de puntillas
para besarme.
Hace años yo me
empinaba,
supongo, para
robarle un beso.
Nos hemos pasado
la vida
estirándonos y
agachándonos
para buscar la
medida exacta
donde poder
querernos.”
Creo
que no hay frontera ni diferencia capaz de impedir que dos seres humanos
compartan un mismo sentimiento. El amor lo sabe. Es la victoria de la vida.
Pero
desde
mi punto de vista, ese “buscar la madida
exacta donde poder querernos” es un compromiso necesario entre las personas
que se aman. De la misma manera que te interesas por el idioma, las aficiones o
las costumbres de quienes te importan, con el fin de comprenderlos y favorecer
la cercanía, también es importante poner atención a sus formas preferidas de
expresar afecto. Por supuesto, habiendo empezado por observar y descubres tus
propias preferencias al respecto.
Las
expresiones de afecto, en los diferentes vínculos que establecemos las
personas, se pueden dividir en tres categorías que, a su vez, incluyen muchas
modalidades. En primer lugar estarían las
expresiones verbales. Aquí se incluyen las frases que expresan apoyo,
elogios, consuelo, gratitud, confianza, deseo, etc… ( “te quiero”, “puedes
contar siempre conmigo”, “confío en tu capacidad”, “Te añoro”….) En segundo
lugar, las expresiones no verbales como miradas, sonrisas, contacto físico y gestos afectuosos como unir
las manos, abrazar, besar, caricias de todo tipo, desde las que implican
únicamente ternura hasta las que conllevan connotaciones sexuales, tonos de voz
cariñosos, etc…. Y en tercer lugar estaría la categoría de las conductas como
dar apoyo, cuidados, escuchar, colaborar, hacer regalos, acompañar, compartir
tiempo de calidad, etc…
En
general, suele resultar más satisfactorio recibir cariño en el mismo estilo que
te gusta darlo. Por ejemplo, si te sale espontáneo dar un abrazo o decir una
frase amable cuando sientes ternura, te gustará recibir caricias o palabras
afectuosas de tus seres queridos y quizás no te sientes tan amado si te hacen
un regalo o te ofrecen colaboración en alguna tarea. A otras personas les puede
suceder justo al revés o darse otras combinaciones. No obstante, cuando dos
seres humanos quieren acortar distancias, lo deseable es que, como en el poema
de Begoña Abad, procuren “estirarse y
agacharse” lo necesario para encontrarse. Es decir, que se interesen por las preferencias del otro
e intenten ampliar su lenguaje afectivo para comunicerse mejor.
En este
sentido y entendiendo que la
comunicación afectiva conviene que también sea efectiva, hoy quiero
compartir contigo siete sugerencias que pueden serte útiles en este empeño:
1.- Amplía tu mapa de lenguajes afectivos interesándote por los de los demás: Descubre con qué muestras de afecto te
sientes más cómodo y cuáles son tus estilos de transmitir cariño más habituales. Después
observa qué es lo que hace que tus seres queridos o las personas con las que
quieres establecer vínculos afectivos, se sientan más amadas. Recuerda que no
existe una receta universalmente eficaz y puede que no coincida con tus
preferencias. Prueba de diferentes maneras y observa cuál es la que genera una
respuesta más positiva. Se trata de encontrar el mejor camino para que esas
personas sientan tu cariño.
2.- Combina diferentes expresiones de afecto
para intensificar su efecto: Si tu pareja se siente querida cuando pasas tiempo a su lado, escuchándole, promueve actividades
compartidas que permitan conversación e intimidad. El siguiente relato también
da otra idea de cómo sumar muestras de afecto:
“En una escuela africana una alumna le dio a
su maestra un regalo de cumpleaños.
Se trataba de un hermoso caracol.
- "¿Dónde lo encontraste?", le
preguntó la maestra.
La niña le dijo que esos caracoles se
encontraban solamente en cierta playa lejana.
La maestra se conmovió profundamente porque
sabía que la niña había caminado muchos kilómetros para buscar el caracol.
- "No debiste haber ido tan lejos sólo
para buscarme un regalo"
La niña sonrió y le contestó:
- "Maestra, la larga caminata es también
parte del regalo"
3.- Se creativo en las formas y constante
en su manifestación: Cuando estás aprendiendo un idioma sabes que puedes ir ampliando más y
más el vocabulario, mejorando el acento, etc… pero sepas lo que sepas practicas
con regularidad. Pasa lo mismo con las
formas de comunicación afectiva. Si sabes que tu hijo se siente querido cuando
compartes tiempo con él, no te conformes con el rato diario de leer cuentos,
descubre otras actividades con las que podáis disfrutar juntos pero, en
cualquier caso, asegúrate de seguir ofreciéndole ese tiempo compartido. No esperes a
expresar ternura en momentos señalados. Más bien recuerda que la ternura puede
hacer especial cualquier momento.
4.- Aunque te amoldes al lenguaje afectivo de
los demás y a sus particulares “giros idiomáticos”, no renuncies a tus propias
maneras de amar y ser amado: Habla de lo que tú más aprecias en la gama de muestras de afecto. De
esa manera los demás sabrán tus preferencias y podrán ampliar sus propios mapas
expresivos. Si a tu pareja le gusta
recibir cariño en forma de contacto físico y tú sobre todo expresas amor
cuidando y dejando que te cuiden, combina ambos lenguajes. Puedes proponerle
aprender un nuevo tipo de masaje relajante y compartir la experiencia.
5.- No finjas sentir lo que no sientes y
encuentra formas de expresión que estén equilibradas con la intensidad de tu
sentimiento:
Cuando
tengas dudas de si tu afecto es sincero lee esta frase y comprueba si es lo que
honestamente estás sintiendo: “Ocupas un
lugar especial en mi corazón. Me importas tal como eres y deseo comprenderte,
respeto tu huella y tu camino, agradezco que estés en mi vida y me siento feliz
si puedo contribuir a tu bienestar.” Luego, calibra la intensidad de lo que
sientes y elige en coherencia una forma de comunicarlo. No todos los vínculos piden las mismas expresiones de afecto. Llegarás mucho más al
corazón del otro, si le expresas simplemente un sincero interés que no
forzándote a darle un abrazo que va más allá de la cortesía que quieres
mantener.
6.- Cultiva la amabilidad y desea lo mejor. El respeto y la delicadeza en el trato
demuestra que los demás te importan como seres humanos y eso ya es un primer
paso de acercamiento y una forma elemental de contribuir al bienestar común. Una
cálida mirada de reconocimiento reconforta a un corazón dañado por la fría
indiferencia. Mira a tu alrededor con consideración. Y aún cuando no quepa en
la situación ninguna muestra de afecto, siempre puedes conectar con tus mejores
deseos: “Cada vez que intercambias
saludos, bienvenidas o abrazos en el silencio de tu corazón, exclama: ¡Que en mi
sueño feliz, tu sueño feliz encuentre culminación!. Que ese deseo, desde la
disposición a la mutua colaboración, esté bien claro en el dintel de tu mirada,
en la puerta de entrada de toda relación y en la ventana de cada tarea en
cooperación. Que sea el lema que todos intuyan en tu saludar, que sea la firma
de tu sonrisa y el sello de tu amabilidad.” (Lo que el corazón quierecontemplar)
7.- Tome la forma que tome aprecia el amor
que recibes y das: Valora
lo que te ofrecen y lo que aportas aunque te parezca poco. Puede ser el
comienzo de algo más grande que solo llegará si aprecias esta primera ofrenda. Por
miedos y prejuicios cerramos la puerta del corazón. No dejamos entrar y nos
impedimos salir. Creemos que lo que deseamos es que nos amen pero quizás ocurre que,
cuando nos aman, nos permitimos amar. Y amando nos sentimos felices. ¡Hay tanto
amor que aún no ha podido ser! Encontrémosle cauces de expresión.
Para
acabar esta reflexión te invito a ver una escena de la preciosa película “Ahora o nunca” y a responder a las dos preguntas
que proponen uno de sus protagonistas:
Gracias
por tu atención. Me encantará leer tus comentarios. Abrazos y hasta pronto.
Pepa Arcay
Coach Personal
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relaciones personales.
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Difícil encontrar la medida exacta, pero me quedo con la historia de la alumna: intentar encontrarla forma parte del reto. Gracias por este artículo.
ResponderEliminarGracias pepa por tan importante articulo. La segunda pregunta automáticamente genera pensamientos donde paradojicamente no hemos hecho felices a otros.
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