¿Te imaginas un mundo sin
belleza, sin paz, sin respeto, sin bondad, sin amor o sin libertad? Sería un
lugar en el que las personas no inspirarían sus conductas en los valores que les orientan hacia su más elevada expresión. Si te haces esta pregunta después de
ver algún telediario puede que te resulte fácil imaginarlo.
La buena noticia,
que puede aliviar tu angustia ante el televisor, es que los valores pueden
promoverse y desarrollarse. Y como sucede con cualquier cosa que quieras ver
crecer, el primer paso es prestarle atención.
Entiendo que al hablarte de
valores estoy tocando un concepto amplio sujeto a interpretaciones. Aunque
decimos que hay valores universales, innatos a la naturaleza humana, cada cual mantiene
su personal escala de prioridades. No obstante, más allá de las preferencias
individuales, hay consenso en considerar que existen valores, comunes en
distintas culturas, que contribuyen a dignificarnos como personas y a mejorar
las relaciones humanas.
En esencia, los valores, sean
universales o particulares, son ideales abstractos que motivan nuestro
quehacer. Si hay coherencia entre lo que pensamos, sentimos y hacemos, esos
valores quedarán encarnados en nuestra vida. Todo aquello –material o inmaterial-
que forma parte de tu existencia y que consideras un bien, aporta un valor
positivo para ti. La preferencia de unos bienes sobre otros configura tu
particular escala de valores, la cual motivará una determinada toma de
decisiones que conformará tu historia. Hay quien abandona riquezas y posiciones
de poder, por amor o quien, más allá del éxito económico, enfoca su vida profesional guiado por la solidaridad, por ejemplo.
Conocerte a ti mismo implica
conocer tus valores. Conocer los ideales que te motivan, impulsándote a mejorar
en esa dirección. Conocer los principios que te conducen a elegir aquellos
aspectos de la realidad que te aportan más sentido. ¿A qué le das valor en tu vida? ¿Cuál es el
marco de valores que te orienta? Hoy te propongo construir tu propia escala de valores, en forma de mandala, tal como lo
sugiere, el psicólogo británico Peter Wrycza en su libro “Darse cuenta”.
Para realizarlo, imprime esta
imagen o dibuja una similar y sigue los siguientes pasos:
1.- En cada
una de las cuatro esquinas del cuadrado de mayor tamaño (puntos A,B, C, y D,
escribe algo que sea importantes para ti.
2.- Fíjate
en las cuatro palabras que has escrito y pregúntate: ¿Qué tienen en común A y B
que los hacen tan importantes para mi?. Escribe la respuesta en el punto F. Por
ejemplo, si has escrito “trabajo” y “hogar”, quizás “seguridad” o “estabilidad”
sea lo que ambos te aportan. Repite este
paso tres veces más para los puntos B-C, C-D y D-A, y escribe tus respuestas en
los puntos G, H y E.
3.- Ahora
pregúntate: ¿Qué tienen en común los puntos
E y F que los hace a ambos importantes para mí? Escribe la respuesta en
el punto J. Repite la misma pregunta para los otros tres lados del mandala,
F-G, G-H y H-E. Escribe las respuestas en los puntos K, L e I respectivamente.
4.- Repite
este proceso con las palabras que has puesto en las tres esquinas del
triángulo J-I-K. Pregúntate: ¿Qué tienen
esos puntos en común que es tan importante para mi? Escribe la respuesta en el
pétalo M. Repite el mismo proceso para los triángulos J-K-L, K-L-I y J-L-I.
Escribe las respuestas en los pétalos N, O y P, respectivamente.
5.- Si
escribes palabras distintas en los pétalos M, N, O y P pregúntate qué tienen en
común que sea tan importante para ti. Escribe la respuesta en el centro del
círculo Q. Si la palabra que has escrito en los pétalos M, N, O, y P es la
misma, escríbela en Q. ¿Hay algo más importante para ti que esto? Si la
respuesta es "si", añádelo al círculo.
Una vez finalizado el
ejercicio, colorea el mandala y observa cómo te sientes al contemplarlo desde el centro, que indica tu valor más importante, hasta la
periferia del dibujo. Después piensa en tu vida en el momento presente y
comprueba si tus prioridades son coherentes con esos valores. Como tus valores
hablan de tus facetas más esenciales como persona, actuar en coherencia con
ellos te traerá sensación de realización personal y al negarlos u olvidarlos
sentirás frustración y profunda desorientación.
Además, ten en cuenta que cuando
el desánimo esté erosionando tu constancia, contemplar tu escala de valores te
motivará. Ante los retos más
desafiantes y los más grandes obstáculos puedes elevar tu ánimo recordando esos
ideales. Cuando tras un tropiezo te sientas desorientado e inseguro, despliega tu
mandala y deja que guíe tus decisiones. Asegúrate que tu éxito tiene que ver
con esos ideales y no con expectativas ajenas pues si el rumbo de tu camino
está marcado por principios que no son los tuyos, tu paz interior no viajará
contigo. Haces lo que haces para traer a tu vida más y más de ese valor que
aparece en el centro de tu dibujo. Y eso llena de sentido tu experiencia. Como
dice el Dalai Lama “Abre tus brazos al
cambio, pero no dejes ir tus valores.”
Al comienzo de este artículo
te he preguntado si podías imaginarte un mundo sin valores. Para terminar te
invito a leer el poema “Donde veas” de Ángela Figuera que propone algunas
preciosas ideas para mantenerlos vivos:
“Donde veas
Que un muro de trabajo se levanta
Para quitar al hombre frío y miedo,
Acércate y coloca unos ladrillos
Calientes con el roce de tus manos.
Donde veas
Que un labrador prepara el pan y el vino,
Acércate y añade tu simiente
Y vuelca en un lagar sangre y sonrisa.
Donde veas
Que un hombre marcha sólo, acaso ciego,
Acaso extraviado y sin cayada,
Acércate y camina a su costado,
Dale tu luz y canta por su boca.
Donde veas
Que un niño ríe y besa a una muchacha
Bajo la luna, el sol o el aguacero,
Acércate en silencio y deja un trozo
Del propio corazón junto a sus labios.
Donde veas
Que un niño llora a solas o una madre
Vacila bajo el peso de los hijos,
Acude con la fuerza de tus brazos,
Parte su pan y cuida de la lumbre.
Donde veas
Que el látigo o la espada se levantan,
Que la prisión redobla sus cerrojos,
Que los fusiles amenazan muerte,
Acércate y, a pecho descubierto,
Lanza un tremendo NO que salve al mundo.”
Gracias por tu atención.
Estaré encantada de leer tus comentarios. Abrazos y hasta pronto.
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