Decía William Shakespeare: “Sabemos lo que somos pero aún no sabemos lo
que podemos llegar a ser.” Apoyándome en esta idea, percibo la vida como
una experiencia de ampliación de consciencia, que discurre desde lo conocido
hasta lo desconocido. Pienso que todo
está en camino jugando a manifestar su máximo potencial en una espiral que
empieza en una zona de comodidad, pasa a otra de riesgo, toca el suelo del
error y sube por la cuesta del aprendizaje hasta llegar a los parajes de la
satisfacción para volver a empezar en un nuevo tramo del bucle.
Me gusta cómo queda expresada
esta idea en un antiguo relato oriental en el que se cuenta que “un rey recibió como obsequio dos pequeños
halcones, y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara. Pasados
unos meses, una de las aves volaba perfectamente pero la otra no se había
movido de la rama donde la dejaron el día de su llegada. Entonces el rey decidió
comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa a la persona que la hiciera
volar. Para su sorpresa a la mañana siguiente, vio al halcón planeando
ágilmente sobre los jardines y pidió que llevaran a su presencia al autor del
milagro que resultó ser un anciano campesino. Cuando el monarca le preguntó que
magia había utilizado para hacer volar a su halcón, el aldeano, algo
intimidado, le explicó que simplemente le había cortado la rama sobre la que
estaba apoyado.”
Sí, a veces la vida te empuja
a un precicpio y tienes que aprender a planear en la caída. Ese frío vértigo te
ayuda a descubrir que puedes volar. Pero también puedes aceptar de antemano que
la vida es continua mudanza y transformación y prepararte para fluir sin resistencia
en ese movimiento. Admiro el elegante desapego de las hojas en otoño. Regalan
al paisaje sus más bellos tonos mientras se preparan para soltar sus ramas y
dejarse llevar por el viento.
Sugerencias:
Confía en lo que puedes
llegar a ser pero primero aprecia y acepta lo que ya estás siendo.
Reconoce tus recursos, pon en
juego tus habilidades y disfruta compartiendo.
Revisa tus rutinas para
descubrir cuales te apoyan y cuales te frenan.
Date permiso para avanzar de
la mano de la intuición.
Encuentra tiempo para
escucharte, descubre los sueños que te llaman desde tu corazón y prepárate para
responder a esa llamada.
Mantén viva tu curiosidad. Si
te estancas en un continuo “ya sé” anestesias esa curiosidad. La posibilidad de aprender se inicia con la
expresión “no sé”. Surgen más ganas de vivir cuando quedan muchas preguntas por
responder que cuando crees tener todas las respuestas.
Cultiva tu capacidad de
asombro. Aunque todo parezca igual, a cada instante todo es diferente y, así
visto, el presente resulta apasionante.
Si quieres estar realmente
preparado, planifica lo necesario y
además, dispón tu ánimo para improvisar. (Más información útil para esta fase:
“Cambiar el paso a la rutina” y ¿Tienes claro tu objetivo?”)
En un momento u otro, llevado
por la curiosidad, por tus sueños, por la insatisfacción o por la necesidad
traspasarás los límites de lo conocido comprendiendo que tu franja de confort
no es todo el universo y que más allá de esa zona de comodidad están tus
oportunidades para crecer. Estarás a punto de entrar en zona de riesgo.
Zona de riesgo: Es un espacio en el que te pones en guardia, se agudiza tu atención y
se alertan todos tus sentidos. Aparece la incertidumbre, la inseguridad y las cautelas o resistencias pues sabes que estás en un territorio
desconocido y puedes tropezar.
Sugerencias:
Mántén un enfoque y un
diálogo interior positivo y opta por percibir retos en vez de problemas.
Ten presentes tus ideales,
tus valores y el sentido de tu caminar.
Recuerda otros momentos de tu
vida en los que te atreviste a ir más allá de tus posibilidades y creciste con
la experiencia.
Toma consciencia de tu
contexto de apoyo.
Acepta la incertidumbre y
dedica tiempo a aprender a gestionarla. Al caminar das un paso en el vacío
mientras que con el otro te afirmas más. Solo así puedes avanzar. También en la
vida para evolucionar, es necesario integrar momentos de inestabilidad. No hay
camino que te lleve al control total pero si te atreves a recorrer el sendero
de la incertidumbre descubrirás nuevas oportunidades.
No asocies riesgo únicamente
con miedo sino también con valor para afrontar los desafíos. Analiza bien los
posibles peligros pero procura pasar pronto de la preocupación a la ocupación.
Aférrate con disciplina a un
buen plan de acción. No basta con creer que hay una salida y tampoco es
suficiente verla. Lo importante es dar los pasos que te lleven hasta ella.
Más allá de tu apariencia y
logros actuales confía en que en tu naturaleza están los recursos necesarios
para desarrollar todo tu potencial. (Más información útil para esta fase:
“Cinco pasos para una buena gestión emocional” y “Cómo hacer de tu autodiálogo,tu aliado”)
Pero por más que realices
bien tu labor en algún momento tropezarás con la piedra de alguna ignorancia y
caerás de bruces en la zona de error, antesala de la zona de aprendizaje.
Zona de error y aprendizaje: La zona de error es un espacio que se extiende en
relación a tu capacidad de aprender de él. Es decir que empieza siendo el
territorio del error hasta convertirse en el territorio del aprendizaje. En
esta zona aparecen el cansancio y la frustración pero también la paciencia y la
perseverancia.
Sugerencias:
Date tiempo, intentarlo
muchas veces y de varias maneras forma parte del camino al éxito. Todos
cometemos errores, pero solo algunos son capaces de hacer lo que hacíamos de niños:
caer, levantarnos, ponernos en pie y vuelta a probar.
Ten en cuenta que el fracaso
es una oportunidad para volver a empezar pero aprendiendo qué es lo que hay que
hacer diferente para no volver a tropezar.
Ten paciencia. Quizás aun no
puedes ver lo que está creciendo.
Recuerda las preciosas flores que brotan tras los deshielos.
No llames error a encontrarte
con que las cosas no han salido como esperabas. Analiza las ventajas de la
nueva situación y no te dejes aprisionar por los puntos de vista rígidos.
En el desierto de la
adversidad, tal como harías con un ser querido, háblate con cariño, recordando
que, más allá de logros o decepciones, eres digno de amor.
(Más información útil para
esta fase: “Cómo afrontar con éxito los llamados fracasos” y “Cómo afrontar lascríticas serenamente”)
Recuerda que tú no eres un
éxito o un fracaso sino una persona que crece imaginando, experimentando y
aprendiendo. Tras encontrar un escollo en tu camino, una vez estudiada la
experiencia y aprendida la lección, puedes mirar con más fuerza hacia adelante.
Ahora estás más preparado. Y entras en la zona de satisfacción.
Sugerencias:
Reconocer los logros genera
energía para afrontar nuevos retos. Date esa merecida palmada en la espalda.
Con mimo y sentimiento.
Agradece todos los apoyos que
has recibido por el camino.
Cada vez que logres realizar
un logro positivo en tu vida, celébralo. Cada reto superado aumenta tu voluntad
y fortaleza interior. Regístralo en tu memoria para poder recordarlo cuando
estés desanimado.
Comparte los nuevos
conocimientos colaborando en la realización de los sueños de los demás.
Persevera poniendo en
práctica, hasta convertirlo en nuevos hábitos, todo lo que has aprendido.
Aprovechando este aumento de
tu confianza manten tu mente abierta a nuevos puntos de vista. Cultiva la
empatía para descubrir otras formas de sentir y entrena tu creatividad.
En la zona de comodidad
inspiramos seguridad, en la zona de riesgo buscamos el progreso, en la zona de
error generamos aprendizaje y en la zona de satisfacción obtenemos la
recompensa necesaria para motivarnos y seguir avanzando en la espiral del
cambio.
(Más información útil para
esta fase: “¿Qué es lo que vas a celebrar hoy?” y “Entrelazados en la trama de lavida”)
Nunca acabas de aprender si
lo que quieres es aprender a vivir. Haz
como hace la vida, sea lo que sea que suceda, sigue adelante. Al encuentro de
los cauces que te permitan seguir siendo. Agradeciendo el camino que te lleva,
el sueño que te eleva y el alma que te anima. Y recordando siempre que para
apreciar la belleza de la vida hay que vivir instantes de todos los colores.
Vivir es un movimiento creativo. Con su punto de misterio, de cambio, de soñados
horizontes y de límites a transcender. ¡Emocionante aventura! Me gusta como lo expresa Hermann Hesse en su poema "Escalores":
"Así
como toda flor se enmustia y toda juventud cede a la edad,
así
también florecen sucesivos los peldaños de la vida;
a su
tiempo surge toda sabiduría, toda virtud,
mas no
les es dado durar eternamente.
Es
menester que el corazón, en cada llamado,
esté
pronto al adiós y a comenzar de nuevo,
esté
dispuesto a darse, animado y sin pudores,
a
nuevos y distintos desafíos.
En el
fondo de cada comienzo hay un hechizo
que nos
protege y nos ayuda a vivir.
Debemos
ir serenos y alegres por la Tierra,
atravesar
espacio tras espacio
sin
aferrarnos a ninguno, cual si fuera una patria;
el
espíritu universal no quiere encadenarnos:
quiere
que nos elevemos, que nos ensanchemos
escalón
tras escalón. Apenas hemos ganado intimidad
en un
morada y en un ambiente, ya todo empieza a languidecer:
sólo
quien está pronto a partir y peregrinar
podrá
eludir la parálisis que causa la costumbre.
Aun la
hora de la muerte acaso nos coloque
frente
a nuevos espacios que debamos andar:
las
llamadas de la vida no acabarán jamás para nosotros...
¡Ea,
pues, corazón, arriba! ¡Despídete, estás curado!"
Grcias por tu atención. Me
encantará leer tus comentarios. Abrazos y hasta pronto.
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Estaré encantada de atenderte.
"En el fondo de tu corazón están esperando los sueños no cumplidos y todo el amor que aún no ha podido ser. Date permiso para vivirlos." (“Lo que el corazón quiere contemplar”)
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