Aún contando respetuosamente con las personas que, por unas razones u otras, se suicidan, entiendo que una gran mayoría de seres humanos no queremos perder la vida. No obstante, como dice el estribillo de un precioso tango de Eladia Blázquez: “Eso de durar y transcurrir no nos da derecho a presumir. Porque no es lo mismo que vivir, honrar la vida”. Y es que, a veces, no basta haber nacido para sentirte vivo, igual que no basta estar con alguien al lado para sentirte acompañado.
Por si acaso tu existencia está teniendo demasiado de “durar y transcurrir” y quieres intensificar tus ganas de vivir, hoy te invito a encontrar tus propias respuestas a la pregunta: ¿Cómo puedo honrar la vida? Y añado siete sugerencias que, desde mi punto de vista, ayudan a lograrlo:
1.- Parece obvio que para honrar la vida hay que comenzar por reconocerla. Es decir, darte cuenta de que estás vivo y que por ello formas parte de ese misterio, en continua transformación, llamado vida. Dedicarle atención plena manteniéndote en disposición de experimentar la plenitud que guarda cada instante. A quien contempla la vida con mente curiosa y humilde corazón, la vida le regala infinitos motivos de admiración. Honrar la vida es vivir con la actitud de los viajeros que captan los matices de los fugaces instantes. Abiertos al asombro. Intuyendo lo maravilloso. Observar, escuchas, tocar, oler y saborear como si fuera la primera vez, cada vez. No he encontrado mejor ejemplo de esta actitud que la mostrada por la niña de este vídeo:
2.- Honrar la vida es aceptarla en su diversidad. Te sientes vivo cuando aceptas la vida con todos sus matices. Todo cuenta. Tanto silencio y sombra como canción y luz. Apreciar en las diferencias la riqueza de la vida que somos. Algo que tiene mucho que ver con desarrollar tu capacidad de empatía. La sinfonía de la vida requiere variados instrumentos y compases. Con paciencia, compasión y tolerancia lo comprendes y disfrutas del concierto. “Más allá de los juicios basados en las apariencias, todos tenemos un sitio, un valor y una función; y desde alguna perspectiva, todo puede ser admirado, si a tu mirada le pones inocencia y corazón” (Lo que el corazón quiere contemplar)
3.- Honrar la vida es experimentarla sin resistencia: Puedes aceptar de antemano que la vida es continua mudanza y transformación y prepararte para fluir sin resistencia en esemovimiento de continuo cambio. Aceptar que en la vida todo es temporal es también asumir que siempre hay algo que descubrir y, por eso, vivir, es una aventura. Honrar la vida es aceptarla con sus luces y sus sombras, su vacío y su plenitud. Igual que un pintor logra los tonos más bellos mezclando colores, en la vida surgen nuevos órdenes y armonías del creativo caos. Honrar la vida es, más allá de miedos, obstáculos y dificultades, seguir dándole un sí a la experiencia de vivir, pues cuanto más temes la vida menos vida te quedará para amar. Aceptar las estaciones del año, disfrutar con lo que cada una ofrece y hacer lo mismo con cada una de las etapas de la vida. Has aprendido a vivir si, con la misma serenidad que el atardecer, aceptas envejecer y morir. Honrar la vida es honrar también la muerte como parte de ella y que cuando llegue estemos conscientemente vivos y con la misma curiosidad, ante esa parte del misterio, que al nacer. Tal como queda bellamente expresado en el poema de Jorge Blajot “No os olvidéis la vida”:
“Cuando vengáis, no os olvidéis la vida,
mantenida caliente entre los brazos.
No seáis espectadores. A retazos
no la desparraméis por la avenida.
Traedla tal cual es, vida vivida:
doblegada de viento y de zarpazos
arañada; tiesa también con lazos
de paz, de amor, de júbilo prendida.
Venid sin maquillar. Portad la duda,
el desencanto, el grito de protesta.
Vestíos de todo aquello que hoy se lleva.
Pero llegue vuestra alma bien desnuda,
con hambre de banquete, ansia de fiesta,
de par en par abierta a vida nueva.”
4.- Honrar la vida es apreciarla. “Estés dónde estés y hagas lo que hagas, durante tu jornada, honra tu existencia y agradece el camino que te lleva, el sueño que te eleva y el alma que te anima. Contempla con consideración lo que a tu alrededor, por pequeño que sea, también sueña; y juega a transmitir confianza, compromiso y esperanza,” (Lo que el corazónquiere contemplar) Deja que te inspire la belleza a tu alrededor. Solo tienes que buscarla y cultivar tu capacidad de atención para que puedas descubrir no solo lo que puede mejorarse sino lo que ya es una maravilla. No permitas que el muro de la negatividad te lo impida ver. Permítete pausas y silencios para apreciar y agradecer. Con agradecimiento puedes ver la vida como un regalo a descubrir, desenvolver y disfrutar. “Empieza buscando, en la circunstancia que afrontes, algún motivo de estimación y, por pequeño que sea, siente gratitud. Luego disponte a vivir esa situación con alegría de ser; afrontándola, en la medida que te sea posible, con ternura, sencillez y sentido del humor. Abraza esa experiencia con todo el amor que logres sentir y quédate en paz por haber puesto en este momento tu mejor voluntad.” (Lo que el corazón quiere contemplar)
5.- Honrar la vida es cuidarla. E intentar mejorarla a nuestro paso. Es tratar con respeto todos los aspectos de la vida incluidos nosotros mismos. La vida es una trama de colaboración donde todo cuenta y con todo hay que contar. Al cuidar nos cuidamos, al ayudar nos ayudamos. Honrar la vida es apoyarnos mutuamente para entre todos, sostenernos y sostenerla. Como queda reflejado metafóricamente en este cuento de la tradición hindú:
“Se cuenta que un rey, quiso poner a prueba la actitud de sus súbditos y tras colocar una inmensa roca en medio de uno de los caminos más transitados de su reino, se escondió a observar las reacciones de quienes pasaban por allí.
El primero en llegar fue un mercader con un carro tirado por caballos y repleto de mercancías. Al ver el obstáculo se dio media vuelta maldiciendo por el mal estado del camino y pensando en volver al día siguientes cuando posiblemente ya hubieran quitado la roca.
Al poco rato llegaron un concurrido grupo de peregrinos muy silenciosos y concentrados en sus oraciones. Al ver el camino cortado hicieron una hilera y, uno a uno, aún con dificultades por la estrechez del paso, lograron sortear la piedra y siguieron adelante.
El tercero en aparecer por el camino fue un hombre a caballo y pronto se dio cuenta que sería imposible pasar con su montura. Ató una cuerda a la roca e intentó desplazarla tirando de ella con su caballo pero no logró moverla. Entonces llegaron otros dos viajeros en un carromato tirado por dos mulas y tras explicarles lo sucedido decidieron unir sus fuerzas para intentar despejar el camino. Tardaron un buen rato pero finalmente consiguieron mover la roca y lanzarla al mar por el acantilado que bordeaba el sendero.
Felices por su éxito decidieron tapar el agujero que había quedado tras quitar la piedra y al hacerlo vieron que había un cofre y una nota que decía así: Las monedas de oro que contiene este arcón son para quienes hayan sido capaces de sacar la roca del camino. Es un premio por haber sido capaces de colaborar para superar una dificultad y sobre todo por haber logrado, tras su paso, dejar mejor el camino para si mismos y para quienes vengan después.”
7.- Honrar la vida es celebrarla. “Procura mantener encendida una vela de olor en tu hogar, un rato cada día, para recordar que la vida es algo a celebrar. Para ayudarte con esta intención, cada mañana, pregúntate: ¿En el día de hoy qué es lo que voy a hacer motivo de celebración? Elige algo distinto cada vez, entre todo aquello que valores y esté presente en tu experiencia. Y al llegar el anochecer comprueba que has vivido algún momento de admiración, agradecimiento y alegría al encontrarte con aquel aspecto de la vida que has decidido honrar y celebrar.” (Lo que el corazón quiere contemplar). La vida, con sus luces y sus sombras, es motivo de celebración si tienes ojos para admirar, corazón para agradecer y abrazos para compartir.
En el fondo de la vida siempre queda mucha espontánea alegría y mucha inocencia por nacer. Abraza la vida con aceptación y ámala con osadía, entrega y creatividad. De ese encuentro puede nacer la felicidad.
Gracias por tu atención y también por tu participación si es que decides dejar tus comentarios que serán muy apreciados. Hoy me despido invitándote a escuchar, en la versión de Sandra Mihanovich, la canción de Eladia Blazquez, “Honrar la vida”, en la que me he inspirado para redactar este artículo. Abrazos y hasta pronto.
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Gracias. Hermoso leer estas sabias palabras antes de acostarme.
ResponderEliminarGracias por tan hermosa reflexión. La compartiré con mis hijas.
ResponderEliminarGracias por tan hermosa reflexión. La compartiré con mis hijas.
ResponderEliminarGracias por tan hermosa reflexión. La compartiré con mis hijas. Nada mejor para mi reciente cumpleaños núm. 62
ResponderEliminarGracias por tan hermosa reflexión. La compartiré con mis hijas. Nada mejor para mi reciente cumpleaños núm. 62
ResponderEliminarMaravilloso! Inspirador!
ResponderEliminarHonrar la vida... Y es tan corta, que no amar en cada segundo, es desperdiciarla. Aleccionadora lectura, gratificante, es leer el deber ser, la verdad verdadera, que conocemos, pero la vida transcurre y no nos percatamos de ello. Gracias p.arcay@la-llamada.com
ResponderEliminarExcelente trabajo, millones de gracias por tu aporte a la vida. Te deseo un mundo lleno de lo mejor!
ResponderEliminarMuchísimas gracias por esta valiosa apreciación y punto de vista.
ResponderEliminarGracias Gracias Gracias, inspiraron mi corazón
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