Decía el filósofo y escritor indio Rabindranath Tagore: “Agradece a la llama su luz, pero no olvides
el pie del candil que paciente la sostiene.” Y al leerlo pienso en tantas y
tantas cosas por las que se puede sentir agradecimiento.
Para mi, ser capaz de sentir
agradecimiento y poder expresarlo, ya es algo enormemente estimable. Por eso
hoy digo: ¡Gracias, gratitud! Gracias por formar parte de mi vida y llenarla de
experiencias positivas.
Gracias, gratitud, porque me
ayudas a tomar consciencia de todo lo positivo que existe en mi vida y eso
impide que mi atención quede atrapada en las preocupaciones y carencias.
Mirando mi vida desde tu perspectiva me siento con más fuerza para afrontar lo
mejorable pues me contagias la alegría de contemplar las maravillas.
Gracias, gratitud, porque cuando
creo que ya no tengo nada que ofrecer, me recuerdas que te tengo a ti y tú eres
siempre un buen regalo para ofrecer a los demás. Eres bien recibida por todos.
No hay círculo social ni lazo afectivo que se te resista. Todos te aprecian y
aprecian a quien va contigo.
Gracias, gratitud, porque
después de un día difícil y caótico, aún estresada y de mal humor, si me aferro
a ti y repasamos juntas cada momento de la jornada, parece que todo se
equilibra, se ordena, me voy encontrando más en paz y hasta creo que duermo más
tranquila.
Gracias, gratitud, porque
contigo, ir de excursión al pasado, ya no me da miedo. De tu mano, en cada
oscuro rincón de lo que fue, en cada amarga encrucijada, soy capaz de
vislumbrar algún sosegador aprendizaje y algún trocito de ternura que ilumina
el paisaje. Antes de darte espacio en mi vida, cada vez que volvía de algún
recuerdo notaba amargura en el presente. Ahora, cuanto más dejo que te inmiscuyas
en mi pasado más feliz me siento en el ahora.
Gracias, gratitud, porque en
medio de mis tormentas emocionales tú eres el pararrayos. Poniéndote ante la
envidia, el enfado o la frustración, atraes su energía desbordante y la
contienes hasta que adquiere el tono adecuado para seguir fluyendo sin
destruir.
Gracias, gratitud, porque tú me
animas a tomarme el tiempo necesario para apreciar conscientemente la
complejidad de la vida, me invitas a aguzar los sentidos y a percibir más
conscientemente. Desde que jugamos juntas, cada anochecer, a reunir motivos de
agradecimiento, cada jornada la vivo con la actitud de los viajeros que captan
los matices de los fugaces instantes. Abiertos al asombro e intoyendo lo
maravilloso.
Gracias, gratitud, porque desde
que dejé que te instalaras en mi corazón, no solo soy capaz de ver lo mejor de
cada situación sino, además, he descubierto que, dejando que estés presente en
mis relaciones, haces que aflore lo mejor de cada persona. Y pones una cierta
nobleza en cada vínculo, como una música de fondo, armoniosa y tranquilizadora.
Gracias, gratitud, porque me has
enseñado a ver la vida como un regalo que tengo que descubrir, desenvolver y
disfrutar. Contigo de maestra aprendo a intuir órdenes de amor bajo ásperas apariencias y a reconocer una red de colaboración en las situaciones más
cotidianas que antes contemplaba con indiferencia.
Gracias, gratitud, porque juntas
podemos soñar un futuro esperanzador ya que siempre habrá, como ahora, motivos
de agradecimiento y habrá un propósito de consecuencias positivas garantizadas:
expresar gratitud y disfrutar de tan conmovedor sentimiento.
Gracias, gratitud, porque desde
que te elegí como estilo de vida, sigo encontrándome con dolor y pérdida pero lo
afronto con la fortaleza de quien tiene donde apoyarse, pues tú me has enseñado
que, sea como sea, también la abundancia me rodea.
Gracias, gratitud, porque
contigo he comprobado que si aprecias lo que alguien te ofrece, le animas a
seguir dándote más y eso también funciona con uno mismo y con la vida, pues
para la gratitud no hay fronteras ni nivel de conciencia que no pueda alcanzar.
Finalmente, gracias, gratitud,
porque contigo estoy aprendiendo a amar. Es más, creo que tú eres esa llave
maestra, que siempre se encarga de abrir mi corazón para que el amor pueda
salir y abrazar la vida. Ahora entiendo por qué el místico poeta William Blake
decía que “la gratitud es el mismo cielo”.
Algo parecido, aunque con un lenguaje científico, opinan los creadores
de este precioso vídeo:
Gracias por leerme, por tus comentarios y por difundir mis contenidos.
Abrazos y hasta pronto.
Contenidos relacionados:
Seis regalos que no cuestandinero: Seis formas de llegar al corazón y mejorar tus relaciones.
Una mirada de reconocimiento: La vida es
una trama de colaboración que no siempre es visible.
A favor de la ternura: No esperes a
momentos especiales para expresar ternura, mejor recuerda que ella hace
especial cualquier momento.
Amar para sentir amor: Veinte formas
de experimentar esta propuesta.
Además...
Coaching online: Si te interesa conocer mi labor profesional como coach personal te invito a visitar La Llamada También puedes escribirme a p.arcay@la-llamada.com y solicitar una sesión informativa y gratuita.
Estaré encantada de atenderte.
Y también ...
"En el fondo de tu corazón están esperando los sueños no cumplidos y todo el amor que aún no ha podido ser. Date permiso para vivirlos." (“Lo que el corazón quiere contemplar”)
Y también ...

Ahora, a tu alcance, un apoyo para el despertar de tu consciencia: “Lo que el corazón quiere contemplar” Un libro, para leer y practicar, que expandirá tu poder creador y promoverá la conexión con la inteligencia de tu corazón.
Puedes leer fragmentos o el libro completo, escucharlo en audio, descargar en ebook, todo gratuitamente aquí.
Gracias
ResponderEliminarHola, Pepa tengo poco tiempo de leerte y todo empezó con una imagen que encontré y me gustó, busqué tu blog y ha sido una grata sorpresa, me gustó esto que escribes de la gratitud...agradecer . Cuando leí estas líneas creo que ví o entendí (después de unos días de reflexión ) lo importante de la gratitud. Me gusta lo que escribes y pues sólo me queda darte las gracias por compartilo Un abrazo.
ResponderEliminarGracias...a veces puedo leerte, otras no. Pero quisiera guardar en mi mente la palabra gracias, no hace tanto tiempo que descubrí su enorme valor.
ResponderEliminar