Me gustan por tantas cosas …
Porque saben transformar las brisas en rumores, adornar los paisajes, dar sombra y cobijo, regalar su perfume, entregar sus frutos, evitar la erosión del suelo, purificar el aire y aún tras ser cortados, seguir siendo útiles.
Ahí están, si les permitimos su compañía, mejorando nuestra vida y enseñándonos a vivirla. Como las secuoyas, gigantescos árboles cuyas raíces apenas penetran en la tierra, pero que aún así, los vientos huracanados no logran derribar. Porque las secuoyas crecen en grupos y sus raíces se enredan entre si, de manera que cuando el viento sopla fuerte se sostienen unos a otros. Todo un ejemplo a seguir para la familia humana.
“Colócate de pie, con las piernas ligeramente separadas, y cierra los ojos. Toma conciencia del ritmo de tu respiración e imagínate siendo tu árbol interior.
Con cada inspiración recoges una espiral multicolor de energía que, viniendo desde el corazón del sol que te ilumina y entrando por tu cabeza, llega hasta tu corazón. Con cada expiración, esa energía va descendiendo y sale por tus pies hasta alcanzar el corazón de la tierra en la que te apoyas. Imagina además que esa energía inunda tu ser y despierta todo tu potencial de sabiduría y poder creador.
Después de un rato haciéndolo así, imagina que con cada inspiración recoges una espiral multicolor de energía que, viniendo desde el corazón de la tierra que te sustenta y entrando por tus pies, llega hasta tu corazón. Con cada expiración, esa energía va ascendiendo, despertando en tu árbol interior toda la fortaleza y vitalidad que te permite expandirte y fructificar.
Luego deja de poner atención a tu respiración y, mientras imaginas que esa espiral de energía fluye libre dentro y fuera de ti, recita, con convicción y determinación, la siguiente afirmación: Todo tipo de recursos fluyen a mi vida con facilidad y abundancia, y me siento feliz compartiendo este caudal de prosperidad. Hazlo así hasta que te sientas lleno de confianza, vitalidad y deseoso de colaborar en la expansión de la vida en su totalidad.”
En Barcelona estamos en invierno y los árboles de mi calle, en armonía con la estación, se muestran desnudos. Me gusta su honestidad.
¡Buenos días, árboles y feliz solsticio de invierno!
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"En el fondo de tu corazón están esperando los sueños no cumplidos y todo el amor que aún no ha podido ser. Date permiso para vivirlos." (“Lo que el corazón quiere contemplar”)
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Me gustan los árboles, me maravilla contemplar como sus ramas se entrelazan y bailan en busca del sol.
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