A veces, frente a la
adversidad, en medio de un infortunio y aún después de ajustarnos la férrea
armadura de la indiferencia, sucede que, inesperadamente nos cala la ternura.
Suele llegar envuelta en una muestra de afecto. Vestida de mirada, de caricia, de
gesto cómplice, de voto de confianza o de mano amiga entre otras muchas
apariencias. La ternura, ese rotundo y delicado sentimiento que paradójicamente
ablanda y fortalece, nos llega desde afuera y con ella, nos llega quien la
expresa.
También puede ocurrir que la
ternura se despierte dentro de uno mismo, ofreciéndose como vehículo para
transportar dulzuras, cariños y simpatías. Se abre paso aún en medio de
desencuentros y diferencias. Con ternura llegamos a los demás y a ese viaje
emocional suele apuntarse también la solidaridad, la empatía y la compasión. La
ternura se lleva bien con todas las formas de estima. La ternura consigue con
todas ellas, una buena rima.
Y además, la ternura, gusta
de asomarse entre la hojarasca de la vida, para ser contemplada. En esos casos
es fácil verla unida a la inocencia, a la fragilidad o a la pureza. Siempre
bella y alegre, esperanzada abanderada de la vida, aún cuando brote en
territorios de duelo y despedida.
Como puedes comprobar, estoy a favor de la ternura. Porque creo que consigue
una cercanía emocional que enlaza a las personas de una forma entrañable,
facilita la comunicación, disuelve la indiferencia y combate la monotonía. La
ternura es un vehículo para el afecto y tiene tal magia que es capaz de encerrar
en pequeños detalles, toda la grandeza del amor. Por todo esto y porque la
ternura, si no se la tiene en cuenta, a vces llega y a veces se retira, hoy
quiero proponerte algunas sugerencias
para hacerla más presente en tu vida, sea porque la ofrezcas, porque te
permitas recibirla o porque, contemplándola, la celebres.
Ternura en el contacto físico:
- Un beso sutil como un
acento.
- Un acurrucarse juntos como
si se quisiera contemplar la vida desde una misma perspectiva.
- La calidez de un brazo
sobre el hombro sea en medio del gozo o del desánimo.
- Un abrazo entregado.
- Un darse la mano en el paseo
como forma de encontrar más equilibrio en el apoyo mutuo.
- Esa caricia que despeja el
cabello del rostro como si quisiera apartar toda preocupación.
- Un masaje sin otro fin que
acariciar.
- Las cosquillas que hacen
brotar la risa en niños de todas las edades.
- Una mano en la espalda con
vocación de presencia reconfortante.
- El regalo de la respetuosa
distancia en el momento de soledad elegida.
Ternura en la comunicación:
- Un silencio paciente que
aspira a entender la emoción.
- Una palabra amable para
equilibrar respeto y confianza.
- Una pregunta que demuestra
interés.
- Una frase de espontánea
admiración que apuntala la autoestima.
- Una expresión divertida encaminada
hacia la picardía.
- Un sensual suspiro que
llama a la cercanía.
- La invitación a recordar
momentos de feliz complicidad.
- Frases de reconocimiento
que rescatan de la invisibilidad.
- Las muestras de gratitud
que acortan distancias.
- Mensajes de apoyo y confianza
capaces de motivar.
Ternura en el trato:
- Ese espacio de complice
conversación dónde dejamos entrar, con respeto, todo tipo de sentimientos y
anhelos.
- El ritual cotidiano que
solo dos conocen.
- La visita necesaria para
pedir disculpas y limar asperezas.
- El regalo inesperado.
- Una música a tiempo cuyo oculto
significado solo dos entiendan.
- Ese buscarse despacito aún
sin tener claro lo que se busca.
- El sencillo favor que
facilita el día.
- La llamada que, aún desde
la lejanía y mediante cualquier tecnología, ampara y abriga.
- Ese detalle, cualquier detalle,
hecho con mimo.
- Ese sencillo acompañamiento
en las penurias que fortalece las raíces del vínculo.
- El tiempo de espera
compasivo hasta que la emoción del otro se calma y se serena.
- Aquello que decides hacer
de corazón para facilitar el perdón, el adiós o el reencuentro.
- El tratar con cuidado y el
cuidar.
- La sonrisa cordial, nota de
alegría en el serio trajín cotidiano.
- Todo lo que pueda hacerle
saber a otro que, sencillamente, puede contar contigo.
- La mirada que sostiene
cuando estas a punto de desfallecer.
- El guiño cómplice que rompe
el hielo de la pura cortesía.
- La bienvenida que hace
sentir a otro que su presencia es la mejor compañía.
- El encuentro intencionado
con la mirada de quien es tu cómplice en la aventura de la vida.
Contemplando la ternura:
- Una flor
brotando en el asfalto.
- Un anciano de paseo,
arreglado como si fuera a estrenar la vida y con la mirada confundida como si
aún no supiera como afrontar tal osadía.
- Un pájaro rehaciendo, una
vez más, el nido que ha destrozado el viento.
- Un niño buscando la mirada materna
en el momento de afrontar la arriesgada aventura de deslizarse por el tobogán.
- Un perrito diminuto que
corre audaz por el paseo y que, de pronto, mira hacia atrás como cuidando que
no se pierda quien lo cuida.
- Dos seres humanos ordenando
con esmero sus escasas pertenencias antes de recostarse juntos en el recinto de
un cajero automático.
- Lo que se ve en este vídeo
y tantas escenas de la vida cotidiana que quizás están viniendo ahora a tu
memoria y que te invito a compartir:
Coincido con el poeta y
cantautor Jacques Brel, cuando decía que: “Somos
como barcos partiendo todos juntos en la pesca de la ternura” Y añado con
convicción que no hay por qué esperar a las grandes ocasiones para darle
espacio sino contar con ella siempre pues, la ternura, hace grande cualquier
ocasión.
Gracias por tu atención. Me
encantará leer tus comentarios. Abrazos y hasta pronto.
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Demaasiado hermoso el tema, me encantó como siempre, su forma de hacernos ver algunas cosas, gracias!
ResponderEliminarVi esto en el face y otra persona se adjudica el escrito, que triste
ResponderEliminarCuál sería en contra de la ternura
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