Un joven,
diligente y entusiasta, llegó al círculo de un prestigioso maestro en el
arte de vivir, con el objetivo de aprender todas las claves para ser feliz.
Tras escuchar su deseo, el mestro le propuso pasar un tiempo junto a un músico,
un orador y un escultor. Según le explicó, ellos integraban en el arte de su
labor, tres elementos que también eran indispensables en la creación de una
vida dichosa.
Así fue como descubrió que el músico, incluía pausas al interpretar sus melodías, el orador manejaba con arte los silencios y el escultor jugaba con el vacío. El maestro le felicitó por sus descubrimientos. Y le aseguró que, si les escuchaba y confiaba en ellos, pausa, silencio y vacío serían los maestros que le guiarían en su propio camino hacia la felicidad. Al despedirse, le entregó un pañuelo que llevaba bordadas estas palabras: En la pausa no hay sonidos, pero la pausa es parte de la música. En el silencio no hay palabras pero el silencio forma parte del discurso. En el vacío no hay materia pero el vacio forma parte de la escultura. Recuerda integrar pausa, silencio y vacío en la obra de arte de tu vida.
Así fue como descubrió que el músico, incluía pausas al interpretar sus melodías, el orador manejaba con arte los silencios y el escultor jugaba con el vacío. El maestro le felicitó por sus descubrimientos. Y le aseguró que, si les escuchaba y confiaba en ellos, pausa, silencio y vacío serían los maestros que le guiarían en su propio camino hacia la felicidad. Al despedirse, le entregó un pañuelo que llevaba bordadas estas palabras: En la pausa no hay sonidos, pero la pausa es parte de la música. En el silencio no hay palabras pero el silencio forma parte del discurso. En el vacío no hay materia pero el vacio forma parte de la escultura. Recuerda integrar pausa, silencio y vacío en la obra de arte de tu vida.
Hoy quiero hacer un pequeño
homenaje a las pausas, los silencios y
los vacíos. Elementos, desde mi punto de vista, no suficientemente
valorados en la cultura occidental, pero que considero puntales del bienestar
físico, mental, emocional y espiritual.
¡Necesito parar! ¡Por favor,
un poco de silencio! ¡Dame espacio! Son exclamaciones frecuentes cuando el
estrés se hace insoportable, pero también hay quien relaciona las pausas con
finales, los silencios con problemas y el vacio con carencia. Sea cual sea tu vivencia, hoy te invito a contemplar estos tres elementos
desde puntos de vista positivos:
Las pausas sirven para marcar ciclos y ritmos en el transcurrir de lo
cotidiano, ayudándote a armonizar y equilibrar tiempos y esfuerzos.
En las pausas puedes reflexionar y asimilar lo aprendido en la experiencia.
Y también valorar y reconocer los logros alcanzados por el camino.
Las pausas te ayudan a reconocer emociones y a gestionarlas.
Las pausas se llevan muy bien con el silencio y éste te permite escuchar y escucharte, favoreciendo la
posibilidad de entender y entenderte en profundidad.
El silencio a veces no solo habla, sino que grita y logra expresar lo
que no tiene palabras que lo traduzcan fielmente.
El silencio puede ser la antesala repleta de emoción, a las palabras
más significativas y da fuerza a algunos gestos como una mirada o una caricia.
El silencio te ayuda a escuchar el propio latido, el eco de cada
emoción y el rumor de una intuición.
Para darte aliento es muy
reconfortante la quietud y el silencio de tu hogar interior. Ese
lugar en el que puedes entrar en contacto con el vacío desde el que todo puede crearse.
El vacío es necesario para dar espacio a todas las experiencias que
aún no han llegado a tu vida y te ayuda a estar en buena disposición para
recibirlas.
El vacío, en los ciclos de transformación como en los procesos de
digestión, resulta sanador para asegurarte de no estar reteniendo nada tóxico o
caduco.
El vacío garantiza empezar sin lastre el camino hacia nuevos objetivos,
El vacío ayuda a reconocer la plenitud y la buena compañía. También
permite apreciar la belleza singular distinguiéndola del fondo que la contiene.
A continuación te propongo un
sencillo ejercicio, a modo de meditación, que te facilitará el contacto con
estos tres maestros y su inspiración:
Tómate una pausa, quédate en
silencio y adopta la posición de un observador vacío de juicios. Mira a tu alrededor y toma consciencia del
vacío enredado entre todas los objetos que ves. Observa también el espacio que
esas formas ocupan. Luego cierra los ojos e imagina los espacios en el interior
de tu cuerpo, entre tus órganos, músculos y huesos. Ese espacio dentro de ti es
el mismo espacio observado afuera. Saborea el silencio y la quietud de ese vacio.
Después imagina los pensamientos, las emociones y las sensaciones que percibes
como si fueran nubes en tu cielo. Y entre esas nubes el espacio vacio que las
integra. Mantente observando ese fondo e imagínatelo como el vacío creativo de
dónde surge todo lo que es. Eres quien observa y eres ese espacio creador.
Ahora simplemente respira, consciente de esa respiración. Cuando inspiras vas
al encuentro de la energía creativa en tu interior, cuando expiras transformas
esa energía en las formas, los movimientos y los sonidos de tu vida. Mantente
unos minutos respirando así. Después abre los ojos y afírmate en la confianza
de que en ti están toda la sabiduría y los recursos necesarios para hacer tu
camino y colaborar en la infinita expansión de la vida.
Para finalizar te propongo
que repases las diferentes áreas de tu experiencia preguntándote si en algún
aspecto te podría resultar beneficioso añadir
alguna pausa, hacer un poco de silencio o vaciar algún espacio.
Gracias por tu atención. Me
encantará leer tus comentarios. Saludos afectuosos y hasta pronto.
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inseguridad a la de estabilidad y plenitud.
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de expresión a energías estancadas.
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Estaré encantada de atenderte.
"En el fondo de tu corazón están esperando los sueños no cumplidos y todo el amor que aún no ha podido ser. Date permiso para vivirlos." (“Lo que el corazón quiere contemplar”)
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Muchísimas gracias :-) Acabo de descubrirte y esta reflexión es justo la que necesitaba hoy.
ResponderEliminarGracias!
ResponderEliminarMe viene de perlas para completar un taller con mis compis. Compartir es lo más... Ciao