En un relato de la tradición espiritual hindú se cuenta que “un grupo de diez sabios decidieron hacer un viaje juntos para aprender unos de otros. Una noche acudieron a una ciudad en la que se celebraba una fiesta. Cenaron copiosamente, bebieron, bailaron y de madrugada se dispusieron a volver a su campamento situado al otro lado de un gran río.
Para cruzarlo, cogieron una barcaza y fueron remando con cierta dificultad pues estaban muy cansados. Finalmente llegaron a la orilla opuesta y, en medio de bromas y risas, decidieron contarse por si acaso alguno había caído al agua. Al hacerlo descubrieron que solamente eran nueve. ¿Dónde estaba el décimo? Buscaron entre los arbustos y la maleza que crecía al borde del río pero cuando volvieron a contarse seguían siendo nueve. La situación les empezó a resultar angustiosa y se sintieron culpables de no haberse mantenido más sobrios.
Cerca de allí, el barquero que les había facilitado la embarcación, observaba atónito como se contaban una y otra vez. Pero pronto se dio cuenta que cada sabio olvidaba contarse a sí mismo. Seguro de poder ayudarles, llegó hasta ellos, les propinó una bofetada a cada uno y les instó a que se contaran de nuevo. Para alivio de los sabios, volvían a ser diez.”
Según el diccionario, una posibilidad es “la aptitud o facultad para que algo exista, suceda o se realice”. Y parece claro que para que una posibilidad nos sea útil es necesario reconocerla como tal. Por si acaso te sucede como a los sabios del cuento, hoy te invito a poner tu atención en la posibilidad que eres. Fíjate que no te estoy diciendo que observes las posibilidades que tienes a tu alrededor, sino que allá dónde estés, te percibas como posibilidad y cuentes contigo.
Eres posibilidad porque puedes imaginar, sentir y actuar. Porque puedes decidir dónde pones tu atención, cómo interpretas lo que ves y qué acciones emprendes. Porque puedes elaborar una intención, apasionarte con un objetivo y perseverar hasta alcanzarlo. Elementos que unidos concentran poder creador.
Mantenerte centrado en “ser posibilidad” supone vivir, consciente, confiada y responsablemente, de dentro a fuera: desde tu intención más profunda y esencial hasta acciones coherentes con dicha motivación. Cada uno de nosotros tiene un potencial interno que no sabemos hasta donde se puede desarrollar y, a menudo, la falta de certidumbre nos impide desplegar toda nuestra capacidad. Por eso hoy te propongo reafirmarte en la confianza de que en tu naturaleza está toda la sabiduría y todos los recursos necesarios para hacer tu camino. Mantenerte motivado implica sostener la bandera de la esperanza aún tras las batallas perdidas. Tu vida es un ejercicio de creatividad que nace contigo. Si estás vivo hay camino, tú siempre eres la posibilidad y el ahora, tu oportunidad para mostrarte y tejer tu particular aportación.
Para ayudarte a mantener esta visión a lo largo del día te sugiero cuatro propuestas, entresacadas de mi libro “Lo que el corazón quierecontemplar”. Espero que te resulten útiles e inspiradoras:
1.- Activa tu mejor intención:
Cada mañana, procúrate un tiempo de silencio y quietud. Para escucharte, para inspirarte y para conectar con tu mejor voluntad. La visualización que te propongo a continuación tiene como objetivo despertar una buena disposición de ánimo. Te sugiero practicarla al comenzar el día o cuando vayas a afrontar una tarea delicada o complicada:
“Busca un lugar tranquilo, siéntate, cierra los ojos y, respirando conscientemente, coloca tu atención en el espacio físico de tu corazón. Imagina este centro energético como tu laguna interior. Con cada inspiración, las aguas se aquietan más y, con cada exhalación, se vuelven más transparentes. Mantén unos minutos esta visualización y, después imagina que con cada respiración vas descendiendo a lo más hondo hasta sentarte en la cueva de tu propia paz.
En esa paz, entras en contacto con un infinito campo de energía, un vacío creativo de donde surge el patrón de vida necesario, para desplegar todo tu potencial. Con cada respiración te vuelves más y más receptivo a ese poder creador y a su sabia inspiración. Quédate un rato respirando así.
Luego ponte de pie, con las piernas ligeramente separadas e imagina que eres un árbol despertando al día, deseoso de nutrirse desde su raíces para dar sus mejores frutos. Siente tus pies conectados a tierra y estira tus brazos hacia lo alto. Al inspirar reúnes fuerza vital y al expirar dejas salir todo el amor que sientas y tu mejor voluntad. Repite esta secuencia hasta que notes, en tu interior, un juguetón impulso que te invita a ponerte en acción.
Afírmate en la intención de contemplar todo tipo de actividad, quehacer o responsabilidad que afrontes durante el día, como una valiosa oportunidad para crecer, evolucionar y contribuir."
En esa paz, entras en contacto con un infinito campo de energía, un vacío creativo de donde surge el patrón de vida necesario, para desplegar todo tu potencial. Con cada respiración te vuelves más y más receptivo a ese poder creador y a su sabia inspiración. Quédate un rato respirando así.
Luego ponte de pie, con las piernas ligeramente separadas e imagina que eres un árbol despertando al día, deseoso de nutrirse desde su raíces para dar sus mejores frutos. Siente tus pies conectados a tierra y estira tus brazos hacia lo alto. Al inspirar reúnes fuerza vital y al expirar dejas salir todo el amor que sientas y tu mejor voluntad. Repite esta secuencia hasta que notes, en tu interior, un juguetón impulso que te invita a ponerte en acción.
Afírmate en la intención de contemplar todo tipo de actividad, quehacer o responsabilidad que afrontes durante el día, como una valiosa oportunidad para crecer, evolucionar y contribuir."
2.- Renueva tu sentido de abundancia:
Cuando te encuentres vacío o creas que ya nada te queda, recuerda preguntarte: ¿qué es lo que yo aún puedo aportar? Y organízate para entregar aquello que aparezca como respuesta. Recuerda que eres la posibilidad de que en tu vuda haya un poco más de eso que tanto valoras. Si quieres un mundo más alegre, más pacífico, más honesto, etc… aporta alegría, paz y honoestidad. Confía en que haciéndolo pasarás de sentirte victima a saberte protagonista movido por la fuerza de tu espíritu, leal militante de la vida. A lo largo de la jornada, cada vez que cambies de actividad, cierra los ojos y recita con convicción: “Soy parte de la vida y, aquí y ahora, tomo conciencia de su abundancia y su poder creador”.
3.- Consolida la visión de mútua colaboración:
Tu eres posibilidad interactuando con la posibilidad que es todo lo demás. La vida va desplegando su potencial a través de la trama que todos tejemos con cada particular aportación. Me gusta como lo expresa Malcolm Wells en este texto: " El año pasado en alguna parte del planeta, un rayito de luz solar terminó su viaje de ocho minutos a la Tierra y se detuvo en las hojas de una caña de azúcar. La planta transformó esa luz en azúcar. Misteriosamente ese azúcar fue a dar al té que tomo por la mañana. En mi desayuno, bebí a sorbitos la luz solar del año pasado. Ahora ésta comienza a alimentar mis viejos músculos. Ya oscureció, y me dirijo a casa en mi bicicleta. La luz solar transformada en fuerza muscular de pronto se convierte en energía de pedales, luego en tirón de cadena, en giro de rueda, en calor de filamento, y finalmente, desde el faro, en luz ¡otra vez¡”.
Procura conseguir que, en tu compañía, todos se sientan grandes al recordarles la grandeza de la vida que canta en su corazón. Imagínate junto a ellos habiendo hecho realidad los más elevados anhelos. Cada vez que intercambias saludos, bienvenidas o abrazos en el silencio de tu corazón, exclama: “¡Que en mi sueño feliz, tu sueño feliz encuentre culminación!”. Que ese deseo, desde la disposición a la mutua colaboración, esté bien claro en el dintel de tu mirada, en la puerta de entrada de toda relación y en la ventana de cada tarea en cooperación. Que sea el lema que todos intuyan en tu saludar, que sea la firma de tu sonrisa y el sello de tu amabilidad.
4.- Vuelve al centro:
Procura conseguir que, en tu compañía, todos se sientan grandes al recordarles la grandeza de la vida que canta en su corazón. Imagínate junto a ellos habiendo hecho realidad los más elevados anhelos. Cada vez que intercambias saludos, bienvenidas o abrazos en el silencio de tu corazón, exclama: “¡Que en mi sueño feliz, tu sueño feliz encuentre culminación!”. Que ese deseo, desde la disposición a la mutua colaboración, esté bien claro en el dintel de tu mirada, en la puerta de entrada de toda relación y en la ventana de cada tarea en cooperación. Que sea el lema que todos intuyan en tu saludar, que sea la firma de tu sonrisa y el sello de tu amabilidad.
4.- Vuelve al centro:
Con actitud confiada, cada vez que, haciendo tu diario caminar, te sientas confundido, desmotivado o falto de sentido, enfoca tu atención en la zona de tu corazón y afirma con convicción: “Tomo conciencia de lo que soy y, en el espacio y el tiempo, mis movimientos lo manifiestan.
Entro en sintonía con lo que mi corazón quiere contemplar y, en coherencia total, mi huella dibuja el mandala de mi propósito vital. Danzando así, en mi conciencia de ser se reflejan tres círculos de plenitud: el círculo espiritual, el círculo del corazón y el círculo vital. En el primero, brillo en paz; en el segundo, alumbro con amor; y en el tercero, ilumino desde la alegría, la gratitud y el ánimo de celebración.”
Después haz lo que tengas que hacer manteniéndote en la vibración de esos tres círculos. Empieza buscando, en la circunstancia que afrontes, algún motivo de celebración y, por pequeño que sea, siente gratitud. Luego, disponte a vivir esa situación con alegría de ser, afrontándola, en la medida que te sea posible, con ternura, sencillez y sentido del humor. Abraza esa experiencia con todo el amor que logres sentir y siéntete en paz por haber puesto en este momento tu mejor voluntad.
Entro en sintonía con lo que mi corazón quiere contemplar y, en coherencia total, mi huella dibuja el mandala de mi propósito vital. Danzando así, en mi conciencia de ser se reflejan tres círculos de plenitud: el círculo espiritual, el círculo del corazón y el círculo vital. En el primero, brillo en paz; en el segundo, alumbro con amor; y en el tercero, ilumino desde la alegría, la gratitud y el ánimo de celebración.”
Después haz lo que tengas que hacer manteniéndote en la vibración de esos tres círculos. Empieza buscando, en la circunstancia que afrontes, algún motivo de celebración y, por pequeño que sea, siente gratitud. Luego, disponte a vivir esa situación con alegría de ser, afrontándola, en la medida que te sea posible, con ternura, sencillez y sentido del humor. Abraza esa experiencia con todo el amor que logres sentir y siéntete en paz por haber puesto en este momento tu mejor voluntad.
En tu interior hay semillas de plenitud esperando ser cultivadas.en el terreno de la experiencia. ¡Hoy puede ser un buen día para florecer! Tú eres la posibilidad y el ahora, tu oportunidad.
Gracias por tu atención. Estaré encantada de leer tus comentarios. Abrazos y hasta pronto.
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"En el fondo de tu corazón están esperando los sueños no cumplidos y todo el amor que aún no ha podido ser. Date permiso para vivirlos." (“Lo que el corazón quiere contemplar”)
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