Cuenta un relato oriental que,
cruzando el desierto, un viajero se encontró a un hombre, muy pensativo,
sentado al pie de una palmera. A poca distancia reposaban sus camellos,
pesadamente cargados, por lo que el viajero comprendió que se trataba de un
mercader de objetos de valor, que iba a vender sus joyas, perfumes y tapices, a
alguna ciudad vecina.
Como hacía mucho tiempo que
no conversaba con alguien, se aproximó al pensativo mercader, diciéndole:
- "Buen amigo,
¡salud!... pareces muy preocupado. ¿Puedo ayudarte en algo?"
- "¡Ay!", respondió
el mercader con tristeza. "Estoy muy afligido porque acabo de perder la
más preciosa de las joyas."
- "¡Bah!",
respondió el viajero. "La pérdida de una joya no debe ser gran cosa para
ti, que llevas tesoros sobre tus camellos. Te será fácil reponerla."
- "Era una joya, como no
volverá a hacerse otra" explicó el mercader. "Estaba tallada en un pedazo de piedra de la Vida y
había sido hecha en el taller del Tiempo. Adornábanla veinticuatro brillantes,
alrededor de los cuales se agrupaban sesenta más pequeños. Ya ves que tengo
razón al decir que joya igual no podrá reproducirse jamás."
- "A fe mía", dijo
el viajero, "tu joya debía ser preciosa. Pero, ¿no crees que con mucho
dinero pueda hacerse otra igual?"
- "La joya perdida",
respondió el mercader volviéndose a quedar pensativo, "era un día, y un
día que se pierde... no vuelve a encontrarse."
- “Tienes razón, pero ¿no
crees que si sigues lamentándote por el día perdido ayer también perderás el
día de hoy?”
Tu día te está esperando.
Solo por hoy. No va a volver. Pero puedes convertirlo en ese día que cuando acabe
se haya transformado en un recuerdo hermoso. Una joya en tu memoria. Hoy puedes
ser ese día. Tienes tu oportunidad.
Míralo con cariño. Ha llegado
vestido de esperanza. Empieza regalándole una sonrisa. No le falta nada que
tendrá el mañana o tuvo el ayer. Contémplalo sin prejuicios, como hacen los
recién nacidos. El día y tú empezáis juntos con el amanecer.
Hoy puede ser ese día en el
que…
... con entusiasmo, empieces algo
nuevo y, con determinación, acabes algo pendiente.
... eches una mano a tu proójimo,
te des una palmadita en la espalda y te fundas en un abrazo.
... te atrevas a decir un “no”
para respetarte y te entusiasmes diciendo un “si” para comprometerte.
... bailes cada instante como si
nadie te viera, bien amarradito a la vida y dejándote llevar por ella.
... le encuentres las cosquillas
a la vida y te rías a carcajadas con tu propia sombra o con alguna otra buena
compañía.
... mires con compasión a quien
contigo va y te veas en él, tanto en sus logros como en lo que aún no logrado
alcanzar.
... aceptes lo que eres sin perder de vista lo que puedes llegar a ser. Y triste,
alegre o de cualquier otra forma emocionado, te sientas consciente y vivo.
... pares el disco rayado de un resentimiento y vuelvas a escuchar la compasiva música de tu corazón.
... te diviertas jugando a
recibir el presente que guarda cada instante y lo compartas con agradecimiento.
... des ese abrazo, expreses ese
sentimiento y te des eso que nunca te das.
... cambies el paso a la rutina
y, por el simple deseo de jugar, hagas algo más allá de lo habitual.
... regales una segunda
oportunidad, envuelta en palabras amables, y una honesta actitud de apoyo que
invite a volver a empezar.
... salgas a dar un paseo con el
ánimo contento, como si estrenases tu vida, disfrutando cada momento como si
fuera el primero.
... te sientas útil y contento,
trabajando por ese ideal que te une a los demás y te acerca al horizonte que tu
corazón quiere contemplar.
... respires la vida con el alma
disponible, los ojos asombrados y la sonrisa puesta. Dispuesto a atrapar
momentos felices.
Como canta Joan Manuel
Serrat, “hoy puede ser un gran día, plantéatelo así” :0)
Gracias por tu atención.
Estaré encantada de leer tus comentarios. Abrazos y hasta pronto.
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