El psiquiatra y escritor
norteamericano Irvin D. Yalom relata la anécdota de “una mujer que, en su adolescencia mantenía una tensa relación con su
padre, hombre de carácter duro y negativo. Deseando algún tipo de
reconciliación, esperaba con ansia el momento en el que iban juntos en coche
hacia el colegio. Pero el viaje siempre resultaba un desastre pues su padre se
pasaba todo el tiempo refunfuñando sobre el arroyo feo y lleno de basura que
había al costado del camino. Sin embargo, ella no veía basura alguna en el
hermoso arroyo rústico y virgen. Y, como no encontraba modo de responderle, al
final terminaba por callar y pasaban el resto del viaja sin mirarse, cada uno
con los ojos vueltos para su lado. Bastantes años más tarde, habiendo muerto su
padre, volvió a hacer ese mismo trayecto pero esta vez ella conducía. Y,
comprobó con tristeza, que el arroyo que vió por la ventana del lado del
conductor era tan feo y estaba tan contaminado como lo había descrito su padre.”
Al leer esta historia recordé el
vídeo que aquí te presento, pensado para profesionales de la salud pero
inspirador para todos y que empieza con la pregunta que se hacía Henry David
Thoreau: “¿Podrá ocurrir un milagro más
grande que mirar a través de los ojos de otro por un instante?”
Apoyándome en estas
reflexiones hoy te propongo profundizar
en el tema de la empatía, pues considero que es el recurso que tenemos a
nuestro alcance para lograr experimentar ese precioso milagro.
Entiendo por empatía, la
habilidad cognitiva, enmarcada dentro de la inteligencia emocional y social,
que te permite sentir y comprender el universo emocional de los demás y
entender, sin necesidad de aprobar, las razones de sus comportamientos. Es sin
duda una capacidad que, empleada con acierto, facilita el desenvolvimiento y
progreso de todo tipo de relaciones. Entre las raíces que alimentan el árbol de
los afectos está la empatía y sus frutos son relaciones en buena sintonía
emocional. A través de la empatía logras apreciar las necesidades de los demás
creando la base para el compromiso y la solidaridad, puedes reajustar tus
propias conductas para facilitar un entendimiento más profundo y te ofrece la
posibilidad de personalizar el tono y el estilo de los encuentros para favorecer
una mayor armonía. Ser capaz de ponerte en el lugar del otro te permite también
alcanzar una mayor conexión emocional y una mejor perspectiva para solucionar
los conflictos en grupos o equipos. Mahatma Gandhi sostenía que "las tres cuartas partes de las miserias y
malos entendidos en el mundo terminarían si las personas se pusieran en los
zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista".
La buena noticia es que la empatía se puede desarrollar. Por si
ese es tu deseo, he reunido una serie de sugerencias que te pueden ser útiles
en ese empeño:
1.- Cuanto más consciente seas de tus propias emociones mayor será tu habilidad para comprender
los sentimientos de los demás. Para comprender las razones detrás de una
respuesta emocional primero hay que aceptar la emoción. No estarás practicando
empatía si te centras en consolar, animar o calmar le emoción que te están
transmitiendo: “lo que ha pasado no es
culpa tuya…” “no te preocupes, …” “tienes que animarte…” (Más información
en: “Cinco formas de relacionartesaludablemente con tus emociones”, “Cómo transformar positivamente tu atmósferaemocional”).
2.- Deja a un lado juicios y suposiciones y ve más allá de las simpatías o
antipatías. Para poder desarrollar empatía, primero hay que dejar de
criticar. Ponerte en el lugar del otro para comprender, sin juzgar Acostúmbrate a buscar evidencias, a escuchar
tu intuición y siempre, a verificar tus interpretaciones.
(Más información: “Cómo lograr que las suposiciones noarruinen la comunicación”)
3.- Aprende
a escuchar sin prejuicios y con una actitud receptiva hacia las señales
emocionales que los demás expresan con sus palabras, tonos, gestos y acciones. No
desarrollas empatía cuando lo único que piensas es en contar una experiencia
personal minimizando la vivencia del otro:
“Pues eso no es nada en
comparación con lo que a mi me pasó …” o en dar lecciones o consejos que no
se te han pedido: “esto que te ha pasado
podría ser una gran enseñanza para ti…” “Lo que deberías haber hecho…” (Más información: “Siete pasos para lograr entender,entenderte y que te entiendan”)
4.- Es bonito ser escuchado
pero aún es más entrañable ser escuchado en los silencios. Para comprender en
profundidad hay que saber entender los
silencios. Respétalos y descubre la emoción que expresan. Calla
para escuchar, calla para mirar, calla para entender, calla para aprender y
calla para dejar hablar al silencio.
5.- Practica la atención plena para lograr estar presente para el otro, sin juicios
ni distracciones, abierto a la experiencia de compartir su aquí y su ahora. Al mantenerte centrado y
consciente, creas un campo de resonancia empática que alcanzará el corazón de
quien acompañas. La empatía es un regalo de atención plena a otro. No ser trata
de estar de acuerdo o no, sino de estar presente. (Más información: “Cómo gestionar bien tu capacidad deatención”)
6.- Recuerda reconocer y
aplaudir los logros de los demás. No señales a quien contigo va por el
potencial que aún no ha sabido desplegar sino porque, aún en la oscuridad, adivinas su alma jugando a manifestar su
luz.
7.- Colabora, abriéndote a sentir los intereses de otros como tus
propios intereses. Sea con tus amigos, familia, compañeros de trabajo o
comunidad, observa las dinámicas del grupo, descubre sus necesidades y haz tu
aportación. La madurez implica un progresivo desapego del. egocentrismo
infantil para ir dando espacio en tu conciencia a otros puntos de vista.
8.- Contempla la diversidad
como una gran oportunidad para la creatividad y el aprendizaje. Cuestiona los prejuicios, los estereotipos
y la intolerancia. No hay frontera religiosa, étnica o cultural que pueda
impedir que los seres humanos podamos compartir un mismo sentimiento. El amor
lo sabe.
9.- Ejercita a diario el músculo de la empatía:
a) Escribe el nombre
de alguien que no soportas y detalla todo aquello que no te gusta de esa persona.
b) Piensa en sus
circunstancias, su día a día y las motivaciones que le pueden llevar a hacer lo
que hace. ¿Cuáles son las dificultades que afronta? ¿Cómo es su entorno? ¿Qué
tipo de limitaciones tiene que asumir? ¿Está soportando presiones familiares,
problemas económicos o preocupaciones de salud? ¿Qué es lo que más anhela? ¿Qué
miedos le frenan?
c) Pregúntate cual
es el valor positivo que esa persona quizás está buscando al comportarse de
esas maneras que tanto te disgustan. La
intención puede ser positiva aunque la conducta elegida sea nociva. Los seres
humanos a veces gritamos para captar la atención, mentimos creyendo que así
logramos mantener la paz o traicionamos nuestros principios para atender una
necesidad de seguridad o reconocimiento, por ejemplo.
d) Busca situaciones
en las que tú hayas tenido reacciones similares y recuerda qué es lo que
pretendías actuando así.
e) Recuerda en todo
momento al hacer este ejercicio que no se trata de juzgar ni tan siquiera de
evaluar sino de entender mejor los deseos, miedos y posibles razones detrás de
la forma de ser de esa persona y percibir la situación desde sus mismos
sentimientos.
Cada situación que afrontes
puedes convertirla en una oportunidad para practicar la empatía. Cada día puede
ser un buen día para calzar el ánimo en otra mentalidad y experimentar cómo se
siente la vida en ese caminar Quizás, y con esta esperanza apuesto por entrenar
y desarrollar la empatía, si escuchamos nuestro corazón y escuchamos el latido
de la vida a nuestro alrededor, tarde o temprano, escucharemos también un común y compartido canto
de amor.
Gracias por tu atención. Me
encantará leer tus comentarios. Abrazos y hasta pronto.
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Fiquei encantada! Parabéns! Estou seguindo você no tuiter @caprichosaLivro e continuarei atenta às suas postagens. Meu livro "O Olhar da Caprichosa - a arte de lidar com inveja, preconceito e fenômenos afins", trata desses tormentosos sentimentos e emoções que nos afetam a tod@s, queiramos ou não. Grande abraço!
ResponderEliminarGracias por mostrarnos el interior del otro.
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