martes, 10 de marzo de 2015

Entre la pasividad y la agresividad puedes elegir la asertividad

En un relato, de autor desconocido, se cuenta que un hombre fue a una sastrería y se probó un traje. Mientras permanecía de pie delante del espejo vió que la parte inferior del chaleco era un poco desigual.
- Bueno, no se preocupe por eso –le dijo el sastre-. Sujete el extremo más corto con la mano izquierda y nadie se dará cuenta.
Mientras así lo hacía, el cliente observó que la solapa de la chaqueta se curvaba en lugar de estar plana.

- Ah, ¿eso? –dijo el sastre-. Eso no es nada. Doble un poco la cabeza y alísela con la barbilla.
El cliente así lo hizo pero también notó que la entrepierna le apretaba demasiado.
- Ah, no se preocupe por eso –dijo el sastre-. Tire de la costura hacia abajo con la mano derecha y todo le caerá perfecto.
El cliente accedió a hacerlo, se compró el traje y al día siguiente lo estrenó. Mientras daba un paseo por el parque aplanándose la solapa con la barbilla, tirando con una mano del chaleco y sujetándose la entrepierna con la otra, dos ancianos que estaban jugando a las damas interrumpieron la partida al verle pasar:
- ¡Oh, Dios mío! –exclamó uno de ellos-. ¡Fíjate con cuanta dificultad camina ese hombre!
El otro anciano reflexionó un instante y después dijo en un susurro:
- Sí, lástima que esté tan lisiado, pero lo que yo quisiera saber es quién le habrá hecho un traje tan bonito.

¿Alguna vez, por miedo a entrar en conflicto o por agradar a los demás, dejando a un lado tus valores y sentimientos, has modificado tus actitudes y forzado tus acciones, hasta el punto de no reconocerte a ti mismo? Si te ha sucedido algo parecido es que, como el protagonista del relato, has respondido a las circunstancias en forma pasiva. Tarde o temprano, si no tienes en cuenta tus necesidades o permites que te traten injustamente sin rechistar, corres el riesgo de pasar al otro extremo, es decir, responder agresivamente. La buena noticia es que hay un punto intermedio y mantenerse en él es algo que se puede aprender. Me refiero a actuar asertivamente.

La asertividad es la capacidad de comunicar tus derechos, opiniones, sentimientos o preferencias claramente, con determinación y sin utilizar la violencia o la manipulación. Respetándote y respetando. Es un comportamiento intermedio entre la inhibición o pasividad y la agresividad o el atropello. Una forma de responder consciente, desde la confianza, en vez de una reacción generada por la rabia o la ansiedad.

La asertividad es una importante habilidad social que favorece el buen desarrollo de las relaciones de todo tipo y a nivel personal, mejora la autoestima y fomenta la confianza en uno mismo. Considerándola un factor decisivo para una convivencia pacífica y respetuosa, he recopilado en este post, reflexiones, sugerencias y ejercicios prácticos que te pueden ayudar a mejorarla.
  
A) Algunas consideraciones básicas:

1.- Empieza responsabilizándote de tus propios problemas y de tu bienestar emocional. Se trata de tener una actitud más asertiva en los diálogos contigo mismo. Escuchándote con respeto y pasando pronto de la preocupación a la ocupación. Recuerda que quizás no puedas cambiar algunas circunstancias pero está en tu mano elegir tu respuesta ante cualquier situación. Resignarse es ondear la bandera de la inercia y no asumir tu capacidad para afrontar creativamente cada experiencia.

2.- Se honesto y comienza por reconocer tus deseos, tus limitacones y tus necesidades. Tener un comportamiento asertivo es incompatible con ignorar tus preferencias y “seguir la corriente”. Cuando te veas respondiendo “me da igual”, piénsalo bien. ¿Realmente es así? Date tiempo, atención y permiso para descubrir qué es lo que quieres.

3.- No esperes que los demás adivinen tus pensamientos. Es entrañable que el otro sea empático pero también es saludable facilitar el camino para que te comprendan. Una comunicación efectiva y afectiva implica no censurar lo que sientes y a la vez responsabilizarte de encontrar cauces constructivos de expresión.

4.- Actúa con amabilidad pero sin tratar de complarcer a todo el mundo.. Si, por lograr la aprobación, cedes continuamente a las exigencias de tu entorno, el conflicto irá haciéndose más grande en tu interior.  Es bonito contar con el aprecio ajeno. El problema comienza al confundir el valor personal con la opinión de los demás. Respetar y respetarte implica que, a veces, te encontrarás con conflictos y desencuentros

5.- Aprende a decir que no. Si te has dado tiempo para saber lo que quieres, sabrás claramente lo que no quieres. Réspeta tus preferencias y asume también que los demás, en ocasiones, rechazarán tus propuestas. Creces cuando aceptas que los otros no se ajusten a tus expectativas sino a su verdad interior, y te animas a hacer lo mismo.

6.- Marca claramente tus límites. Deja de sentirte culpable por no darles a los demás lo que quieren o no estar a la altura de sus expectativas y,  a cambio, no les hagas culpables de tus insatisfacciones. Saca la culpa de tus relaciones y en su lugar pon responsabilidad. Aprende a identificar y evitar las manipulaciones de los demás.

B) Ejemplos y técnicas de comunicación asertiva:

1.- Habla con frases en primera persona. En vez de decir: “Tú me enfadas, me pones triste o me deprimas”, puedes decir: “Cuando me interrumpes con tus comentarios, siento un gran enfado” o “al ver que no me llamas me pongo triste y me deprimo”. Aunque estás expresando esencialmente lo mismo, al hablar en primera persona estás centrándote en tus nroblemas en lugar de responsabilizarle al otro de tus estados de ánimo.

2.- Céntrate en los hechos, en tus sentimientos y en expresar con claridad lo que solicitas: Diferencia tus interpretaciones, que pueden ser discutibles,  de los hechos objetivos. Describe tus sentimientos ante esos hechos y haz la petición de cambio que deseas sin entrar en exigencias ni amenazas. La siguiente frase te puede servir de guía y te  ayudará a descartar malos entendidos: “Ha pasado esto (el hecho que hayas detectado cómo detonante) y lo he interpretado de esta manera (tus interpretaciones de los hechos). No sé si esas interpretaciones son adecuadas, por eso quiero hablarlo. El caso es que, en función de esas interpretaciones, ahora me siento así (cómo te sientes ahora) y quiero esto (explica tu deseo)”

3- Además de las palabras, ten en cuenta los gestos, los tonos y el lenguaje corporal. Procura mantener el contacto visual, el cuerpo relajado, un tono de voz calmado y una expresión amable. Utiliza el lenguaje apropiado según la situación. Ponte una ropa con la que te sientas cómodo y que no capte excesiva atención.  Y si sientes que las emociones afloran, respira profundamente  desde el abdomen, para calmarte.

4- No te desvíes del tema. Exprésate en forma clara y concisa procurando no alejarte del asunto principal. Respeta pausas y silencios para aportar más claridad a lo que quieres comunicar.

5.- Muestra agradecimiento por la escucha, ofrece atención e interés por las respuestas que te ofrezcan y acepta que no siempre estaréis de acuerdo.

C) Algunas respuestas asertivas para soltar nudos en una conversación o negociación:

1.- Si la conversación se ha atascado en un único enfoque: Pide  tiempo para reflexionar. Lo importante es encontrar una forma de cortar el diálogo sin ofender: “Quizás tengas razón en lo que dices pero me gustaría escuchar otros puntos de vista.”

2.- Si la conversación se está yendo del tema principal a temas irrelevante: No dudes en usar, las veces que sea necesario, frases del tipo: “Lo que dices es interesante pero lo queyo te pido es …” para volver a tus propuestas y argumentos. Puedes tomar nota de los otros asuntos y ofrecerte para hablarlos en otro momento.

3.- Si te parece que no están quedando claros algunos términos: Repite lo que crees está siendo correctamente entendido y luego, en contraste, afírmate en lo que te parece confuso: “Me parece bien que venga tu amigo a comer pero tendrá que irse a las seis de la tarde, antes de que vengan tus abuelos.”

4.- Si el otro insiste en explicarse repitiendo una y otra vez el mismo argumento: Demuéstrale empatía a la vez que te reafirmas en tu reclamación: “Comprendo cómo te sientes y entiendo tus razones pero esto es lo acordado en nuestro contrato.”

5.- Si tu interlocutor no sale de críticas generales: Utiliza una pregunta para buscar más concreción en la conversación y centrar el tema: “Dices que no te convence el resultado pero ¿qué es lo que no te gusta exactamente?”

6.- Si tienes que enfrentar un error que has cometido: Mejor reconócelo, equilíbralo con algún acierto y luego vuelve al asunto que te interesa tratar: “Sí, es cierto que no he tenido en cuenta el clima al organizar el viaje, pero he logrado un buen precio y en las fechas de tus vacaciones. Ahora hemos quedado para hablar del tema del alojamient.”

D) Cómo empezar a practicar conductas más asertivas…

1.- Identifica las conductas que quieres cambiar. Situaciones en las que detectas dificualtad para expresarte, sea por inhibición o agresividad y en las que quieres responder más asertivamente. Empieza por cosas pequeñas. Describe en un cuaderno dichas situaciones (Qué, con quién, cuando, qué emociones y pensamientos aparecen, etc…)..

2.- Asegúrate de saber lo que quieres obtener de esa situación. Antes de lanzarte a defender lo que crees, asegúrate de saber exactamente lo que quieres. Puede ayudarte conversar con otras personas para ampliar tu punto de vista.

3.-Elabora un plan de acción por escrito. Identifica tu forma de proceder hasta ahora en esa situación y  reescríbela en modo asertivo.. 

4.- Ensaya la nueva respuesta. Practica ante el espejo, con una grabadora o con alguna persona de confianza y visualiza la escena imaginando que ya está sucediendo y te comportas tal como has previsto.

5.- Llévala a la práctica. Y persevera, practicando en distintas situaciones hasta habituarte a comportamientos más asertivos.

Para finalizar te sugiero escuchar esta visualización guiada, titulada De corazón a corazón creada para afrontar tus relaciones con más confianza en el valor de tu aportación y así crear vínculos afectivos más armoniosos y satisfactorios:


Recuerda que, si por temor al rechazo te retiras, te estás rechazando a ti mismo. Rechazas tu derecho a expresarte. Rechazas la vida que eres. ¡Atrévete a ser!

Gracias por tu atención. Me encantará leer tus comentarios. Abrazos y hasta pronto.


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