lunes, 13 de octubre de 2014

Paciencia: Clave para comprender mejor la vida y disfrutarla más

Hace unos días, mientras empezada a impacientarme haciendo cola en el supermercado, pensé en lo que pudo sentir la primera persona que cultivó bambú japonés. Según se sabe ahora, durante los primeros siete años después de la siembra, esta especie botánica no da señales de vida pero desarrolla un complejo sistema de raíces que le permiten sostener su rápido crecimiento posterior. Quien lo cultivó por primera vez no tenía estos datos así que se puede decir que a la vez estuvo cultivando su propia paciencia. De no ser así hubiera desistido pensando que aquella semilla no estaba en buen estado. ¿Te imaginas su  sorpresa al ver que después de tanto tiempo sin fructificar, en seis semanas, creció más de treinta metros? Así es el ciclo de crecimiento del bambú japonés y la paciencia del agricultor le permitió descubrirlo. Por cosas como esta considero que desarrollar la paciencia es un elemento clave para comprender mejor la vida y disfrutarla más.

Cuando se practica la paciencia crece la humildad. El poder ver con más perspectiva el desarrollo de los acontecimientos te permite comprender que no tienes toda la información, que tus puntos de vista son limitados y que la vida es una trama de colaboración y no funciona únicamente en relación a tus expectativas.

Al aprender a tener paciencia aceptas más fácilmente la incertidumbre: Ves con claridad que no puedes tener todo bajo control y que hay momentos en los que sólo cabe esperar, paciente, confiada y humildemente porque no está en tus manos hacer nada más. La paciencia supone tiempo para escucharte, sentir y dejar que los procesos emocionales se vayan completando. Como en el caso del bambú japonés, comprendes que el crecimiento interno requiere su tiempo.

Al ser más paciente resulta más fácil ser compasivo y tolerante: Contigo mismo y con los demás.  Comprendes que los ritmos de cada uno son diferentes de la misma manera que cada aportación es única. La sinfonía de la vida requiere distintos instrumentos, tiempos y compases. Todo cuenta y con todo hay que contar.

Tener paciencia también implica ir aprendiendo a relativizar, a ver la verdadera dimensión e importancia de cada situación. Al dejar pasar un poco de tiempo te das cuenta que lo que parecía insuperable lo estás pudiendo trascender. Con más perspectiva hasta puedes descubrir situaciones que, en su momento, te parecieron negativas pero luego las ves como giros significativamente positivos en tu experiencia vital. Se necesita paciencia para comprender los ciclos y los giros de la vida.

La paciencia no es una actitud pasiva, triste o resignada sino todo lo contrario pues te remite al presente y a la posibilidad de descubrir, aquí y ahora, mientras llega lo que esperas, qué regalos guarda cada instante. Invita a desarrollar la reflexión y la perseverancia al experimentar que no siempre hay soluciones ni triunfos rápidos, pero no por eso deja de haber caminos hacia los logros .

A la paciencia hay que ponerle un límite cuando ser paciente está significando no querer ver lo que realmente está sucediendo, no querer aceptar que la otra persona no quiere adaptarse a tus expectativas, que la situación ya no puede ser como esperabas o que esperar está suponiendo un perjuicio real para ti o esté en juego tu integridad.

No hay que tener más paciencia cuando ser paciente esté suponiendo postergar una acción necesaria, querer huir de tu responsabilidad o de los compromisos adquiridos.

Algunas sugerencias para desarrollar la paciencia:

1.- Procura pasar tiempo en contacto con la naturaleza observando sus ciclos y su funcionamiento. Los pájaros haciendo y rehaciendo sus nidos, los árboles creciendo lentamente, las flores volviendo a surgir tras los deshielos, etc…

2.- Cultiva el hábito de meditar concentrándote en tu respiración mientras dejas pasar, sin aferrarte ni dejarte llevar por los pensamiento, emociones o sensaciones.


3.- Dedica tiempo a conversar con algún anciano y a jugar con niños, procurando ponerte en su lugar y en su mentalidad. Eso te ayudará a comprender otros puntos de vista, otras maneras de afrontar la vida y sobre todo, otros ritmos y formas de experimentar el tiempo.

4.- Aprende a disfrutar poniendo a tu vida un ritmo más lento en algunas experiencias como al salir a dar un paseo, al comer un plato especial, al limpiar con detalle un objeto valioso, al acariciar, etc…

5.- Planea tu ocio incluyendo actividades que en su realización impliquen el diferir la gratificación inmediata y tener que seguir un proceso hasta alcanzar el logro, como cultivar un huerto, hacer puzles, etc…

6.- Al organizar tu agenda establece metas y comprométete con ellas aceptando de antemano que no podrás controlar totalmente el resultado. Por el camino a esos logros observa las sensaciones al realizar esfuerzos cuyos resultados solo llegarán en un futuro.

7.- Tómate la impaciencia como un área para el trabajo de superación personal. Empieza por descubrir cuales son, en tu caso, los factores desencadenantes. Puedes llevar un diario en el que describas los momentos en los que perdiste o estuviste a punto de perder la paciencia. Posteriormente, en esas situaciones, párate a menudo para tomar consciencia de cómo te sientes y pregúntate si puedes hacer algo para esperar con más serenidad.

8.- Si la impaciencia te toma por sorpresa y no la consideres adecuada, cierra los ojos y respira varias veces centrando tu atención en la zona del corazón. La idea es no reaccionar sino provocar una actitud de confiada espera obsrvando lo que surge en tu interior. Después de unos minutos abre los ojos y repite la siguiente afirmación: “Confío en la inteligencia de mi corazón, dónde encuentro conocimiento y efectiva disposición para, aquí y ahora, vibrar en sintonía con todo lo que es y construir creativos cauces de acción desde la paz y la libertad de ser” (“Lo que el corazón quierecontemplar”)

9.- Acostúmbrate, cuando te enfrentes a un problema, a pararte un rato a pensar sobre qué es lo que está en tu mano cambiar y lo que no. Date unos momentos para estar con la sensación de tener que aceptar lo inevitable antes de concentrar tu atención en las acciones necesarias.

10.- Cuando te encuentras con una demora inesperada o ante una situación en la que lo único que cabe es esperar, ten paciencia y para que no se convierta en vagancia, mientras esperas, haz lo que puedas, con perseverancia. Mantente atento a las oportunidades mientras creas las posibilidades.

11.- Intenta simplificar tu vida pues el estrés excesivo suele ser causa de impaciencia. Examina tranquilamente tus rutinas y pregúntate: ¿De que puedo prescindir? ¿Qué actividades son innecesarias? ¿Qué podría tomarme con más calma?

En general, ten en cuenta que florecerá más paciencia cuanto más la siembres. Y mientras esperas recuerda lo que decía Cervantes: “Los males que no tienen fuerza para acabar la vida no la han de tener para acabar la paciencia.”

Gracias por tu atención. Me encantará leer tus comentarios. Abrazos y hasta pronto.




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